No prometas nada.

Eso… no prometas nada.
Versión corta.

Ah… ¿vos querés detalles y contexto?
Ok, sabés que me encanta darte el paquete completo… ponete la pava.


Las promesas son como un voucher que paga por adelantado el universo.

Es decir, el tiempo no existe. Si vos prometés “hoy / mañana / el lunes” pintar… esa energía se te da hoy. Completa. Entera.

Por eso se siente tan lindo hacer promesas.

Recibir gift cards es ya “tener” eso aunque ahora sea solo un papelito.

Y también es por eso que cobrar por adelantado se siente tan bien… pero al momento de saldar el pacto siempre nos parece que cobramos “poco”.
A veces se siente angustia al momento en que te vienen a retirar eso que ya estaba pago… pasa sí y mucho.

Y tiene explicación. Una muy buena,

La “falta de tiempo” a veces (por no decir siempre) se confunde con el resultado de estas promesas incumplidas.

Porque una vez que el sistema te da la energía necesaria para cumplir la promesa, no es solo la energía tuya para que vos hagas eso, sino que también salda “a la otra parte”, tranquilizándola de que eso que quería, ya viene.

Se paga dos veces, por decirlo así.
¿Vos pagarías algo dos veces? Mmm… se siente injusto, ¿verdad?
Bueno, eso es lo que pasa.

Cada vez que decís que vas a caminar, tus pensamientos (que son los que “crean”, visualizan lo que tendrás que hacer para cumplir tu promesa), las zapatillas te esperan, el conjunto de ropa que te ibas a poner te espera, esa ruta que ibas a seguir te espera, esa vecina que necesitaba tu saludo te espera, el almacenero donde ibas a comprar el agua te había comprado un nuevo pack para que justo hoy no te falte… te esperan.

Al que le debías la plata y se la llevabas hoy, le prometió a sus hijos que mañana iban por el helado, y ese tanque de nafta para llevarlos también te está esperando.

Tus materiales estaban esperándote, esa tapa hoy no se iba a resistir, tu gato otra vez mira tu silla y sabe que no están los mimos de “pintura”, el de la artística hoy no vendió el amarillo que le pediste la última vez, y tu amiga scrapera, que está esperando que le muestres lo que hiciste, tampoco va a recibir ese llamado.

Es tu alma, la que “prepara todo” para que eso pase, la que se desgasta con tus promesas.

Esas cosas que te esperan recuperan su energía cuando el sistema te la retira a vos, de futuras promesas.

Suena durísimo, ya sé… pero la energía no se pierde, siempre es la misma… y debe recuperarse.
Pero es por eso que no tenés ganas de dar lo que ya cobraste y ahora te parece “poco”, es por eso que no saliste a caminar otra vez, y es por eso que se te cruzaron mil cosas que no te permitieron cumplir.

Es el sistema reclamando la energía de la promesa incumplida.

La mejor manera de darte cuenta de que le estás debiendo al sistema es la “falta de tiempo”.

“El diablo se para en las puertas”, te digo siempre (en los 5 sentidos).

Ayer te prometiste limpiar tu escritorio para dejarlo listo para pintar.
Hoy te llama tu prima que viene a visitarte, tu jefe que necesita algo más complejo, o tus hijos, que justo necesitan algo para la escuela.

Ayer prometiste que hoy salías a caminar: hoy tu esposo hermoso te pidió un postre que lleva más tiempo, tu gato se lastimó o te enredaron en una discusión y se te fueron las ganas.

Prometiste el fin de semana hacer el tutorial del jueves pasado…
Pero es muy complejo el tutorial, no se escucha bien, la charla del principio te distrae… y al final, con eso fue suficiente.


Hay varias maneras de hackear el sistema para que eso deje de pasar y tu tiempo vuelva a ser tuyo:

1 – Coherencia.
Si tu corazón, tus pensamientos y tu mente están de acuerdo, no hay falta de tiempo. NUNCA.

2 – Hacer lo prometido.
El sistema premia a los que cumplen de la misma manera que retira por adelantado: también da por adelantado.
Se incrementa tu capacidad de hacer por cumplir. Prometé (primetete, pensá en hacer) poquito y cumplí siempre.

3 – Prometé lo que sabés que podés cumplir sin tiempo / fechas.
Aunque sepas que es muy probable que sea mañana o pasado, no pongas tiempos.

4 – Si todo eso que prometiste ya no es posible, hacé lo mínimo posible.
Si ibas a pagar 100.000, pagá 10.000 como muestra de voluntad.
Si ibas a pasar a tomar mates, llamá por teléfono.
Si ibas a pintar, ordená el escritorio…
Dale una muestra de buena voluntad.


Pero atención: el sistema no escucha, percibe tus emociones.

Si vas a hacer agachaditas como el punto 2 o 4, revisá que sean sinceras, que estén lo más cerca de tu verdadera intención.

O… no prometas.


Al fin y al cabo cuando sos feliz SOS el punto 1.

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